Ya todos estamos acostumbrados a la existencia de líneas de teléfono para ascensores, que permiten la comunicación directa con la empresa mantenedora. Este sistema, llamado de comunicación bidireccional, permite la conexión permanente con un servicio de intervención rápida y está pensado para que, ante una eventual avería en la que pueda quedar una persona atrapada en la cabina del ascensor, apretando un simple pulsador, pueda hablar con el servicio de emergencias para que se envíe un operario que proceda al rescate. Es obligatorio desde 1 de agosto de 1998.
Este sistema nos ha dado a los administradores de fincas no pocos quebraderos de cabeza, pues se trata de un gasto más que no estaba previsto inicialmente y que presenta una casuística muy variada.
Las compañías telefónicas inicialmente vieron un “filón” en este tipo de líneas que apenas tenían consumo, aunque nos sableaban con sus cuotas de “mantenimiento”, que costaban cerca de los 200 euros anuales por línea (para cada ascensor, salvo determinados casos).
Con el tiempo, algunas compañías sacaron contratos especiales que rebajaban el 50% estos mantenimientos, con lo que se hicieron más llevaderos.
Poco después aparecieron los contratos con cuota fija o de mantenimiento que sólo cobraban las llamadas, y esa era la mejor opción hasta hace poco.
Actualmente la normativa obliga a los ascensores a realizar una serie de “llamadas de control” a sus propios centros operativos, por lo que los contratos de cuota o mantenimiento pueden resultar más gravosos.
Nuestros Colegios se han esforzado y han firmado diferentes convenios con empresas de comunicaciones, pudiendo ofrecer a nuestras comunidades “cuotas fijas” bastante económicas.
A todo lo anterior hay que sumar el trabajo que supone contabilizar todo esto, ya que se genera una factura por cada línea que tenemos contratada.
Ultimamente, muchas empresas de mantenimiento de ascensores ofrecen la posibilidad de incluir, conjuntamente con el mantenimiento, el coste de esta línea, que es la solución ideal para los administradores de comunidades, aunque toca pelear bastante para conseguir un precio económico.