Ha llegado el momento de cambiar la hora para pasar al horario de invierno. Durante la madrugada de este sábado, a las 3:00 serán las 2:00 en la Península, mientras que a las 2:00 será la 1:00 en las Islas Canarias; o en otras palabras, los españoles dormirán una hora más y anochecerá antes. No obstante, mover las manecillas del reloj tiene los días contados.
La Comisión Europea ha expresado su intención de acabar con esta medida porque los estudios «parecen indicar que el ahorro de energía» gracias a los dos cambios de hora anuales «es mínimo», al tiempo que recibe «cada vez más quejas por parte de los ciudadanos por los efectos negativos para la salud», tal y como expresó el 84% de los 4,6 millones de europeos encuestados al respecto.
Ahora la pelota está en el tejado de los Estados miembros, que «deberán decidir por sí mismos si sus ciudadanos viven con la hora de verano o de invierno. «Es una cuestión de subsidiariedad», admitió el presidente del organismo comunitario, Jean-Claude Juncker, durante su discruso sobre el Estado de la Unión en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia).
¿Por qué se cambia la hora?
El debate entre defensores y detractores del cambio de hora surgió el mismo día en que comenzó a aplicarse en cumplimiento de la Directiva Comunitaria para el ahorro energético. Las razones a favor pasan por favorecer un «uso más eficiente de las horas de la mañana y la tarde» en aras de ahorrar en iluminación, si bien ahora reconoce que los informes iniciales no están suficientemente contrastados.
Para autoridades como David S. Prerau, doctor por el Massachusetts Intitute of Technology (MIT) considerado un referente mundial en la materia, «el cambio de hora tiene algunos inconvenientes» e incluso se ha registrado un mayor número de infartos o accidentes de tráfico justo después de adelantar el reloj en primavera. Otros investigadores sugieren que se incrementa la demada de aire acondicionado en las tardes de verano y de calefacción en las mañanas de principios de primavera y finales de otoño.
¿Cuándo será el último cambio de hora?
En cualquier caso, aún queda tiempo antes de que su propuesta llega a materializarse. Según lo previsto, el último cambio de hora se produciría en marzo u octubre de 2019, de manera que cada país debería notificar su decisión de aplicar la hora de verano o de invierno de forma permanente en abril de 2019, a más tardar. Siguiendo este calendario, el último cambio obligatorio tendría lugar el 31 de marzo de ese año y los países que deseen volver a la hora de invierno realizarán una última modificación el 27 de octubre. A partir de entonces, no se podrán realizar nuevas modificaciones.
Para que se puedan cumplir estos plazos, es necesario que el Parlamento Europeo y los países den su visto bueno a la idea como muy tarde en marzo de 2019. El objetivo de la misma es «velar por que todos los cambios se adopten de manera coordinada» entre países vecinos para que «el mercado interior siga funcionando adecuadamente y se evite cualquier tipo de fragmentación», algo que «podría ocurrir si algunos Estados miembros mantuvieran el cambio de hora y otros no».
¿Qué horario elegirá España?
Aún es una incógnita si España se inclinará por el horario de invierno o el de verano. El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se mostró indiferente a la hora de elegir e incluso no descartó que el país pueda tener «otro huso horario» más acorde a su posición geográfica: «Quizá España tiene que estar en otro huso horario. Francamente, no lo sé. Demos la oportunidad al Parlamento Europeo a ver si es capaz de encontrar un común denominador entre países que están en situaciones geográficas tan diferentes».
La oportunidad de alinear los relojes con los de Portugal o Reino Unido en lugar de compratir la hora de París y Berlín como se hace hasta la fecha lleva años generando debate, bajo el impulso principal de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE). La otra cara de la moneda se encuentra en investigaciones como las del físico de la Universidad de Sevilla José maría Martín Olalla, que tachan esta discusión de «acientífica».
Fuente: elconfidencial.com