Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la posterior reestructuración del sector, han proliferado las cooperativas de viviendas como una alternativa de construcción un 20%-30% más económica y con mayor seguridad para el comprador. Es verdad que en ciertas regiones de España, como por ejemplo en Madrid, el método de cooperativa de viviendas ha sido mas utilizado que otros lugares como Cataluña, aunque con la aparición del COVID-19 el modelo vuelve a tomar fuerza y continua con su expansión.
Por definición, una cooperativa de viviendas no es más que una asociación en la que participan un grupo de personas que tienen como objetivo adquirir una vivienda con un coste menor al de mercado. Se trata, por tanto, de una alternativa a la compra directa vía promotor. Además se garantizan ser dueños del suelo desde el primer momento, convirtiendo su inversión en mas segura frente a los métodos tradicionales.
Esta asociación tiene personalidad jurídica propia (ya que como cualquier otra cooperativa, es una sociedad) y no tiene ánimo de lucro (el objetivo no es obtener un beneficio, ni mucho menos especular con el precio de la vivienda). Su regulación corre a cargo de la Comunidad Autónoma en la que se ubique, aunque a nivel nacional están representadas por la Confederación de Cooperativas de Viviendas (CONCOVI).
Adquirir una casa a través de una cooperativa de viviendas tiene algunas ventajas, por ejemplo, la posibilidad de comprar más barato; pero también presenta inconvenientes, principalmente en términos de inseguridad. A continuación analizamos los pros y contras con todo lujo de detalle.
Ventajas de una cooperativa de viviendas
- El precio final de la vivienda suele ser un 20-30% inferior al de mercado. Esto es así porque al no existir promotor, tampoco existe su margen. Los socios de la cooperativa son, a la vez, propietarios y promotores.
- Los gastos relacionados con la compra (por ejemplo, los de notaría, registro o gestión) también son menores que en el caso de una compra convencional.
- Fiscalidad ventajosa. Las cooperativas están exentas del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (1% del valor) y del IVA en la adquisición del suelo.
- La construcción es “casi” a medida. Entrecomillamos el casi porque no llega a ser una vivienda al gusto, pero sí con un nivel de personalización notable, tanto en diseño como en materiales de construcción. El resultado son viviendas de más calidad y más personalizadas.
- Posibilidad de dar marcha atrás. Si las cosas van mal y el cooperativista decide dar marcha atrás y no comprar la casa, puede darse de baja de la cooperativa y recuperar el dinero aportado. No obstante, si la baja no tiene justificación, podría llegar a perder un 5% de su aportación.
- El proceso de construcción de la vivienda y la posterior compraventa son cien por cien transparentes en todo momento.
Inconvenientes de las cooperativas de viviendas
- El precio final de la casa no está cerrado. Aunque no suelen producirse excesivas desviaciones respecto al precio inicial, siempre hay que considerar un pequeño margen (en torno al 2%) de encarecimiento.
- Para formar parte de la cooperativa hay que hacer un desembolso inicial importante. Esta cuantía suele oscilar entre el 20 y el 30% del precio de la casa.
- Las estafas están a la orden del día. Más vale ser precavido para no caer en las garras de una falsa cooperativa de viviendas, ya que puedes acabar sin dinero y sin casa en un abrir y cerrar de ojos. Es fundamental comprobar que la cooperativa está inscrita en el Registro de Cooperativas de la Comunidad Autónoma.
- Aunque el cooperativista puede dar marcha atrás y abandonar la cooperativa recuperando su dinero, no podrá recuperar las aportaciones realizadas para sufragar los gastos de la cooperativa.
Como ves, las cooperativas de vivienda son una opción bastante interesante para comprar una casa y sin dudas será un método que encontraremos cada vez con más frecuencia en toda Cataluña, incluso también en Barcelona.